Llegaron todos de distintos lugares. Cada quien recibió la invitación de maneras diferentes. Algunos vieron un papel en la pared, otros un anuncio en el periódico del pueblo. Algunos le llamaron para avisarles directamente, y hay quienes dicen que otros llegaron en medio de una confusión.
Pero la verdad es que estaba escrito que los trece guerreros se reunieran allí aquella tarde en frente de la maga de las letras. Quitándose las armaduras de la cotidianidad, las responsabilidades y la adultez, cada uno tomó asiento en una mesa que les permitía verse a la cara y mostrar el alma desde varios ángulos.
Cada tarde desnudaron sus miedos, fantasías y deseos más ocultos llevándolos a letras que podían ser transmitidas a otros. Ella, la maga, se ocupó del entrenamiento con toda la seriedad de una mentoría para librar una batalla. Ella sabía para lo que estaban predestinados.
Llegó el día de partir. En la ceremonia de despedida recibieron un pedazo de papel que sería la clave para el recuentro. Allí se captaba como se había convertido en una existencia con una cara pública y una corporalidad literaria: poética, ficcional y verdadera.
Pasaron los años y los guerreros se dispersaron por el mundo. Algunos en las gélidas nieves del norte, otros en las cálidas arenas cerca del mar, unos en famosas capitales otros en pueblos escondidos. Algunos valientes se quedaron a resguardar la comarca. La vida los atravesó con sus espadas de verdad, vieron de cerca a la enfermedad, la discapacidad y la muerte. También disfrutaron de triunfos, risas y aplausos. Una vida intensa y una llama escondida esperaba su regreso a la batalla de las letras.
De pronto el poder del pergamino se activó, y una llamada de nostalgia reunió a los guerreros en minutos. Todos acudieron a la búsqueda y encontrando aquel pequeño pedazo de papel, supieron que era momento de volver. El fuego de las letras se encendió, y tras hacer una sentida reverencia a la maga de las letras, se sientan hoy de nuevo a exponer sus almas maduras, sus sueños logrados y por cumplir, sus aventuras inconfesables y emocionantes. Hoy, los guerreros se reúnen desde todas las latitudes a celebrar de nuevo con sus letras y dar vida a la realidad y la ficción, entre risas, reflexiones, palabras y silencios, la magia se hace presente.