Me encanta el cine como expresión de arte y reflexión. Antes de ser mamá ya veía muchas películas infantiles. Pero desde hace 11 años está claro que paso más tiempo viendo películas para niños que de cualquier otro género. La semana pasada vimos Perros del Ártico (Arctic Dogs). Es historia de un zorrito ártico que sueña ser un perro de entregas. Todos le dicen que no lo es y debe sentirse feliz siendo zorrito. Pero eso no implica que no siga soñando con ser perro. La literatura y el cine están llenos de esta idea.
Y desde mi punto de vista las opciones que están sobre la mesa son dos: conformate con lo que eres, en este caso un zorrito muy pequeño y aceptate como eres. O rompe los límites y alcanza tus sueños. Pero nadie habla de reinventarnos, apreciarnos como parte de nuestro proceso creativo. Desde mi punto de vista las opciones son mucho más que dos.
La lucha “irreal” entre lo que se quiere y lo que se puede. Un llamado a conformarnos para tener éxito.
Yo soy soñadora optimista. Tengo una habilidad “natural” para ver el lado positivo aún en las situaciones más duras que he atravesado. Es una advertencia válida para los que no me conocen. Es decir yo veo al zorrito queriendo ser perro y me identifico inmediatamente con sus sueños. También me impresionan todos los que le invitan a entender la “realidad” y aceptar que un pequeño zorrito no tiene la contextura física de un perro del ártico. Me encantan esas películas. Soy de las que brincó de la emoción cuando Juan Salvador Gaviota pudo planear a pesar de que todos le dijeron que era imposible.
A veces siento en la mayoría de las cosas que veo en los medios, sugieren que la idea es encontrar un punto medio, como si se tratara de áreas delimitadas. Cuando hacemos un balance encotramos un punto de equilibrio, satisfactorio y exitoso. Pero el punto medio no es tan emocionante como los sueños prometen. Aunque creo que las opciones son infinitas, los apegados a la relidad pregonan dos: abandonar los sueños y conformarse para tener éxito o negar la realidad y tratar de luchar contra todo para conseguir imposibles. Lo primero es altamente frustrante, lo segundo absolutamente agotador.
Yo creo que la vida no es así de cuadriculada. Tal como esperaba, el zorrito ártico no tiene porque conformase con lo que dice el sistema. Para mi las opciones están mexcladas como en un cuadro de arte abstracto. Con colores y formas que se entrecruzan entre ellas y que además cambian en el tiempo. Cuando nos vemos como una imagen cuadriculada la libertad de crear y explorar se limita. Cuando los colores, líneas y espacios no están delimitados por un mandato social y lo que otros definen como logro, entonces tenemos la opción de soñar en libertad. Al menos para mi la meta es que mis sueños sean mi alegría y no una cárcel de frustración cuando no se logran o cambian. Y al mismo tiempo que mi éxito sea reflejo de mi felicidad, no de mi frustación.
Hay días que siento que quiero cambiar el mundo, pero otros solo quiero cobrar mi sueldo. Hay días en los que creo que cualquier esfuerzo es titánico y otros en los que todo se ve muy claro y posible. Y en mi cuadro abstracto todos esos dias son validos y valiosos. En la cuadricula las contradicciones son indicadores de conflicto.
Soñar es ilusionarse si, pero no es negar la realidad, es construir una nueva y estar dispuesto a luchar por ella. Tener una actitud positiva y optimista no es vivir en negación. Es dejar que los colores se mezclen y creen nuevos tonos, y con ellos nuevas opciones. No se trata de tapar el sol con un dedo, por el contrario es ver la realidad con otra luz. Y sobre todo sin los lentes grises que mucha gente compró en descuento y les cuesta quitárselos.
El arte de apreciar, y crear.
Yo creo que la vida es una obra de arte. Una obra intensa, original y desbordada. De la que somos protagonistas que disfrutan tanto de la creación como de la apreciación.
Yo no puedo imaginarme a un pintor sentado en un escritorio midiendo cantidades de pintura y calculando dónde colocarlas. Lo genial del arte, es un artista dejándose llevar. Una hermosa fotografía es la perfecta combinación de luz y color. Pero no es sobre la base de cálculo y premeditación. En las entrevistas a fotógrafos expertos es fascinante escucharlos hablar de cómo supieron que era el momento de apretar el disparador y capturar el instante. Es cierto que tienen mucho conocimiento, pero sienten lo que hacen, no solo piensan en lo que deberían hacer.
Por otro lado, apreciar el arte es disfrutarla. Tener la disposición humilde de escuchar, ver, oler, sentir y dejarse cautivar por lo que está enfrente, tratando en lo posible de dejar de lado los pre conceptos. Sería absurdo para mi entrar en un museo de arte contemporáneo con los ojos vendados o lentes oscuros. O ir a un concierto con audífonos escuchando música pre grabada. O entrar a un restaurante y comer mientras se mastica un chicle de menta. La experiencia de apreciación se hace más intensa cuando se disminuye el ruido exterior y es posible acercarse a la obra y dejarse seducir por ella.
Creo que se trata de apreciar y construir nuestra vida como la obra de arte que es. Sin dejar que el ruido exterior ni los cálculos realistas sean impedimento para hacerlo intensamente. Dejándonos llevar por lo que se siente y lo que ocurre. Lo que resuena. Calibrando la “realidad” y “necesidad” en su justo valor. No se trata de negar los límites, pero tampoco de magnificarlos ni dejarlos que nos gobiernen. Los límites no son monstruos que matan sueños, son herramientas que impulsan la creatividad.
Apreciarnos como somos, descubrir nuestros tesoros ocultos.
Mirar nuestra vida, deseos, sueños y expectativas como obras de arte nos permite descubrir tesoros que nunca imaginamos. Y sobre todo crear y reinventarnos. Es como ese momento en que miramos con atención y decubrimos un detalle magnifico en la pintura, un color que esta en el fondo, una forma debajo de otra. Es cuando pensamos en una opcion que no estaba sobre la mesa que es hasta mejor que ningún sueño. Es como el zorrito, que entiende que no es perro de entregas, pero no se conforma con ser solo un zorrito.
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