Hace tres meses empecé una nueva etapa en mi carrera profesional. Hace un par de años descubrí el contenido estratégico y la visión de producto asociada a la data y simplemente me encantó. Sin darme cuenta era más el trabajo estratégico que el análisis de datos que hacía día a día. Ahora soy de las que dice, yo era una persona de datos ahora soy Data Product Manager. La mitad de las veces tengo que explicar qué es eso, pero eso lo abordaré en otro post.
Así también sin darme cuenta agarre una botella de color para el cabello rosado que no estaba en los planes. Fuera de todo pronóstico se me comenzó a aclarar solo una parte y me quedé con el cabello a dos tonos. Y como sigo conociendo gente nueva pues también me preguntan de qué color era mi cabello y cuál será el siguiente.
Asumir el cambio
Yo suelo planificar. Desde que empecé mi carrera como maestra hacía planes semanales de todo lo que iba a trabajar, creo que esa formación es lo que ha sido parte de mi éxito laboral. Me es sencillo y bastante natural ver desde el inicio que es necesario para conseguir una meta y cómo termina la historia.
Sin embargo y sin que eso me genere contradicciones o ansiedad, me encanta el riesgo y el cambio constante. Yo tengo planes, pero como proyectos son solo esbozos de lo que espero. Los colores y las formas vendrán con el tiempo, mientras lo voy viviendo. La vida es para mí como ver una buena película o leer un buen libro, lo mejor es disfrutar de la trama anticipando el final, pero dejándome sorprender por lo que ocurra. Yo soy una enamorada de las sorpresas.
Y disfrutarlo
No solo se trata para mí de aceptar que montones de cosas están fuera de mi control, como mi carrera o mi cabello, mis hijos o el clima. Lo inesperado me energiza y me da alegría. A veces es difícil como cuando es una tormenta en la mitad de la autopista o una recesión en la que cada vez más amigos y cercanos pierden el trabajo y todos nos preguntamos cuándo será mi turno.
Disfrutar el cambio y la sorpresa le da un componente de emoción incalculable a la vida. Yo no podría vivir una vida cuadriculada, diseñada a la medida y llena de certezas. Necesito la sorpresa cotidiana, el giro inesperado el personaje que reaparece y el que se toma un descanso, el guiño al pasado, la sonrisa pícara de un recuerdo y el suspiro profundo de un sueño que a pesar de imposible se sabe delicioso
En una reunión de trabajo un compañero me dijo que parecía un Pez Beta, con el frente rosa y las aletas plateadas, me encantó la comparación, otra compañera de trabajo me dijo pues si es por pelar por lo que quieres no he visto mejor comparación. Y aquí voy transitando entre colores y disfrutando de estos cambios inesperados. Y la verdad es que si, me gusta la compañía, pero soy bastante solitaria e introvertida, y cuando es de pelear peleo, a veces conmigo misma en el espejo, así que si, tengo mi faceta de pez Beta.
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