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Conseguir trabajo: más allá del reto técnico es un reto emocional

Conseguir trabajo es algo que no me fue difícil hasta que migré. Ese día aprendí que encontrar un trabajo era realmente complicado. Todas mis estrategias anteriores no servían para nada y la gente que iba conociendo me sugería cosas que sonaban una más descabellada que la otra. Con el tiempo empecé a encontrarle sentido a algunos consejos y también comencé a afinar el filtro de los consejos a descartar, y de las personas a evitar.


A pesar de trabajar desde los 16 años sin problema, y cambiar por posiciones mejores sin mayor inconveniente, la llegada a Canadá fue sin duda una cachetada de realidad. Luego de esperar 13 meses para tener documentos para trabajar, algo que uno nunca requiere al estar en el país de origen, me tomó otros nueve meses volverme a sentar en un escritorio y recibir dinero a cambio de mi trabajo.


Sin embargo, para ser una mujer, latina y que llegó con un muy pobre manejo del idioma, para mi asombro, mi historia fue evaluada por otros como absolutamente exitosa. En lugar de tener un trabajo no calificado, tenía un escritorio con mi nombre y hasta una laptop de última generación, con beneficios laborales plenos y mejores condiciones que muchos conocidos, los cuales en algunos casos llevaban más tiempo como inmigrantes. Mucha gente ciertamente llega con trabajo al nuevo país, pero es común escuchar historias de gente que comienza de cero en cargos muy mal remunerados después de haber tenido muy buen status en el país de origen, hasta que poco a poco logran establecerse. Lamentablemente sobran las historias de los que se agotan y pierden la esperanza de que alguna vez ocurra.


Así, sin querer, me convertí en asesora y coach de migrantes para encontrar su primera, a veces segunda y hasta tercera experiencia laboral, una tarea que se me ha hecho sencilla porque solo implica contarles mi historia y compartir consejos que recogí en el camino durante esos meses de búsqueda laboral.


Creerse la historia es la clave


La satisfacción de conseguir el trabajo que se quiere, es difícil de describir y comparar con cualquier otro logro. Es al mismo tiempo una reafirmación externa del valor personal, la posibilidad de proveer y satisfacer necesidades materiales, el reto de seguir creando y desarrollando en el área que se es experto, aportar y contribuir con otros en lo que se hace ente tantas otras cosas. El trabajo es una manera de realización personal desde muchos puntos de vista, y cuando la transición migratoria dificulta la meta es altamente frustrante. Y es precisamente esa frustración lo que es peligroso.


El día antes de la entrevista que me dio mi primer trabajo como inmigrante le pedí un consejo a un amigo que trabajaba en esa empresa y solo me dijo “sé tú misma”. Confieso que quería ahorcarlo, esperaba que me hablara de tecnología, trucos que se esperaba que supiera. Así que pues, muerta de miedo y sin mucho más que perder porque ya me habían rechazado de docenas de sitios, me atreví a ser simplemente Ale. Y eso significa creerme la historia, verme allí y responder con seguridad a cada pregunta.


Cuando obtuve mi segundo trabajo realmente salí de mi zona de confort y olvidé los miedos propios de ser una inmigrante con acento marcado sin títulos de universidades prestigiosas. Con frecuencia me refiero a esa entrevista más como un acto de comedia tipo “stand up”, porque así soy, mi todo es un chiste, aún en los momentos más oscuros, encuentro el chiste, a veces tarda, pero siempre sale. Ciertamente estudié como nunca, cuando hago entrevistas trabajo fuertemente y preparo preguntas, casos, escenarios, etc. Práctico con amigos y otros reclutadores, me grabo y me escucho, tengo mis notas que llevo a la entrevista. Pero sobre todo me doy las libertades de ser como soy. Y lograr eso requiere de mucho trabajo emocional, porque es al mismo tiempo confiar en sí mismo y ser tremendamente vulnerable frente a alguien desconocido y con poder.


Pero cuando no entendía cómo buscar trabajo deje de reír


Pasar meses recibiendo un correo que solo dice "lamentablemente no seguiremos evaluando su candidatura" de alguna manera debilita la autoestima. Cuando las respuestas nunca llegan es hasta peor, uno siente que ni siquiera merece un auto reply. Es difícil no tomarlo personal. Pero no lo es. Un reclutador recibe cientos de aplicaciones, sencillamente no se dan a basto.


Pero cuando se está en el proceso todo es personal, y yo creo que allí está la clave, en realmente explotar lo personal. Por un lado uno se esfuerza en las capacidades técnicas, mejorar el resumen, la carta de presentación, cosas que ciertamente son importantes. Pero poco trabajo se hace en afirmación personal, en el ejercicio emocional de preguntarse ¿qué es lo que se quiere y por qué? ¿para qué se busca ese trabajo? ¿cómo se podrá ser una agente de cambio en la empresa? ¿por qué es mucho más que un salario?, se trata de mostrar que es una elección de vida. No quiero decir que uno se compromete a vivir para el trabajo, yo soy de las que trabaja para vivir, pero pasar 8 horas diarias en el trabajo es mucho tiempo, debe ser divertido, debe haber compromiso, debe ser personal y estar lleno de alegría, y los sueños, ilusiones, metas personales deberían tener papel en la decisión, y seguro, deben mostrarse en las entrevistas.


El problema es, y me pasó, que después de tanto rechazos, los sueños y las metas personales se desdibujan, y hasta yo olvide sonreír. Ya solo quería un trabajo, el que fuera.


Para ganar experiencia tenía una consulta voluntaria de coaching en una organización de apoyo social, y allí una señora que trabajaba en limpieza me devolvió la ilusión. Aún hoy recuerdo su cara iluminada diciéndome “¿sabes lo importante que me siento cuando veo la gente llegar a sus casas y sentirse bien por tener la casa limpia? Yo ayudo a esa familia a ser felices y lo mejor de todo es que soy muy buena en mi trabajo”.


Salí de allí viendo Montreal más hermoso, sintiéndome increíblemente capacitada para lograr muchos retos, la semana siguiente tuve tres entrevistas, dos semanas después un contrato con mi nombre era el espejo de la sonrisa más estruendosa que he tenido en años.


Ser uno mismo, y con autoconfianza mostrarse


Hoy en día formo parte de equipos de reclutamiento. No es una tarea que me agrada porque me siento muy mal cuando mi opinión sobre un candidato no es favorable. Yo sé que están en juego sus ilusiones, necesidades y esperanzas. Pero más allá de mi compromiso con la empresa de contratar al mejor candidato posible, está mi compromiso con mi propio rendimiento, yo quiero alguien con quien compartir las cargas, que tome responsabilidad ante los problemas y pueda ver soluciones alternativas sin perder la calma en momentos críticos. Alguien en quien confiar en sentido integral, y eso como me decía mi amigo minutos antes de la entrevista, es algo personal, solo se trata de ser uno mismo. Al final del día siempre se pueden aprender técnicas, procesos y procedimientos, adicionalmente vivimos en tiempos de cambio muy rápido. Pero la actitud, solidaridad, empatía, en resumen la personalidad, eso permanece, y alguien agradable para compartir un equipo de trabajo lo será en cualquier ambiente y circunstancia.


Creo que la clave está en creer y saber que uno hace un gran aporte, que se es alguien confiable, que sabe lo que hace y que además se auto valora, tal cual como me lo explicó en lenguaje muy plano y con los ojos brillantes aquella señora en mis sesiones de voluntariado. Con frecuencia atravesamos el proceso de búsqueda de trabajo como un examen profundo a nuestra carrera donde el empleador juzgará si somos o no los mejores, lo cual es cierto pero de manera integral, no solo profesional, al final del día esta contratando a un ser humano y a veces olvidamos eso. Creo que la búsqueda de trabajo es un proceso bidireccional, en el cual nosotros elegimos el lugar para estar 8 horas al día y dedicar la mayor parte de nuestros días. Si sabemos lo que queremos y creemos que tenemos lo necesario para lograrlo, lo vamos a mostrar durante todo el proceso, el resto es realmente mucho más sencillo.


En resumen: dedícale el tiempo necesario a saber que buscas y que significa tu meta, dale forma a tu sueño y sobre todo créelo, porque tienes todo lo necesario para lograrlo, solo necesitas creer en ti. Básicamente sin mostrar auto confianza no se puede esperar tener la confianza del otro. Y después de eso prepara adecuadamente las entrevistas (sobre eso escribiré otro día)

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