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El primer dia de trabajo

Buscar trabajo en un nuevo país fue una travesía que duró exactamente nueve meses. Con muchos ires y venires recuerdo el día de la segunda entrevista. La migración ciertamente está llena de retos y días muy duros, pero también de logros y buenas noticias y es cierto que esos también merecen ser compartidos. Crónica de una sonrisa anunciada

Se abrió el ascensor y llegué al piso 6 acompañada por la reclutadora, uno de los gerentes me saludó y me preguntó "¿estás aquí?" y ella dijo "si", no quise hacerme ilusiones, pero en secreto, me las estaba haciendo. Entré y me tenían una nueva entrevista grupal, debía interactuar con dos personas de un equipo con el que eventualmente trabajaría en coordinación. Al terminar ellos salieron y quede sola de nuevo en la sala. Veía por la ventana, un hermoso dia de otoño, los colores anaranjados siempre me han gustado. De pronto quien seria mi jefe entró con una agenda y unos papeles, me volvió a consultar si me llamaba la atención el cargo, “si claro, esta es la opción que me tiene más motivada” le dije. Abrió la agenda, sacó los papeles, los leyó, sonrió y miró a la ventana, los mismos árboles naranja que yo había estado viendo Volvió a leernos, me miró y me dijo “buenas noticias para ti entonces, te tenemos una oferta, tienes tres días para pensarlo y decidir” y me dió tres hojas de papel con mi nombre. Yo no lo podía creer, durante esos segundos que recuerdo como horas, fue todo tan rápido, no sabía que decir y no paraba de reír, empecé a leer y no podía creer me estaban dando una posición permanente con un salario mucho mejor del que imaginaba, un cargo serio, beneficios, una laptop, un puesto de trabajo junto a el. Pedí un bolígrafo y firme de inmediato, no necesitaba ni una hora para pensarlo, con una sonrisa que no dejaba ver otro indicio en mi cara, era esto lo que había estado buscando por meses. Mientras reía pasaban por mi mente imágenes del ultimo dia en la fábrica, de quitarme los guantes en la construcción y decir que dejaría de limpiar, el miedo de no tener trabajo, los días en la banca alimentaria, cargar comida descompuesta bajo la lluvia, las entrevistas, cuando quedé afónica pidiendo trabajo en hoteles, mis esperanzas, mis hijos, el día que llegamos, pasó por mi mente tanto en segundos mientras reía y le extendía la mano diciéndole gracias a quien se convertiría en mentor y amigo... quería decir ¿y por qué no mañana ya no tenemos más dinero? pero me pedían empezar a inicios de mes, en 15 días. Salí sonriendo, llamé a casa y solo podia decir “lo logré...lo logré...tengo un trabajo”, al rato logré verbalizar completo “uno bueno, me van a pagar bien”... veía los árboles, el cielo azulísimo, me tome una foto con la sonrisa infinita del logro, del sueño conquistado.

La diferencia está en creerse la historia Quería un buen trabajo, soñaba con tener una oficina, respeto, un buen sueldo. Después de haber limpiado con indocumentados y la semana en la fábrica, la verdad es que estaría contenta con cualquier oferta, salario mínimo con pocos beneficios. Cuando comencé a buscar trabajo dos voces se materializaron en las personas que en el camino me orientaron: Unos fueron increíblemente motivadores, insistiendo en que podría lograrlo, que me hiciera una “wish list” de empresas y posiciones que soñaba con ocupar y me esforzara  por lograrlas. Que no me cambiara el nombre, aunque fuera confuso e impronunciable por algunos era mío y era yo. Que las cartas invitándome a participar en una nueva oportunidad o los silencios de negativas dejan un aprendizaje y que en resumen cada puerta que se cerrara dejaría claro cual era la mía, porque si estaba decidida a entrar, lo lograría. Otros me decían con sapiencia, melancolía y desesperanza, que debía de una vez por todas dejar de soñar, que nadie le daría tal responsabilidad de una inmigrante latina, que siempre hay que empezar desde muy abajo, que lamentablemente costaría muchos años llegar a ser respetada fuera de mi tierra. Si es que lo lograba, que facilitara las cosas y modificara mi nombre a algo más internacional y fácil de recordar. Escuchando muchas historias de inmigrantes me di cuenta que había algo que diferenciaba a los que habían logrado sus sueños, se los habían creído, un día dijeron “yo viene a hacer esto y lo haré”. Los otros vivían desesperanzados, en la realidad de los índices de desempleo y discriminación, que ciertamente son reales, pero son barreras a pasar y no leyes a aceptar. Lo terrible para mí es que los agoreros de la mala suerte a veces son muchos, pero me rodee de soñadores y solo los escuche a ellos, y lo logré. La emoción de lograrlo y seguir soñando Con frecuencia los adultos a mi alrededor me dicen que debo crecer, “basta ya, los adultos tenemos responsabilidades”. A veces se molestan mucho cuando me escuchan soñar despierta. Yo tengo 42, más de 15 en pareja, dos hijos, una gata, muchas deudas, un montón de títulos de universidades, pero eso no me hace adulta, solo me recuerda que tengo responsabilidades, muchas de esas un poco fastidiosas, aunque necesarias. Lo divertido es que tengo muchos amigos, más juguetes que libros, montones de sueños e ilusiones y muchas ganas de seguir buscando un tesoro al final del arcoiris, cazando dragones y persiguiendo estrellas fugaces, cinco "gentes" volando en 12 patas pintan de colores mi casa. Ese día de otoño, allí estaba yo, al final del arcoiris, la gente se veía agradable, me miraban a mi y a mi cv con respeto, me sentía bien hablando con ellos y sobre todo sonreían al hablarme. Dos semanas después llegué y estaba una computadora con mi nombre completo, largo y difícil de decir, me escuchan con atención mis ideas en medio de mi acento marcado, hacen silencio cuando hablo y asienten o disienten de mi criterio con profesionalismo y mucho respeto. Unas semanas antes esperaba en Lobby con mi camisa planchada y el CV en impreso en la cartera, faltaban pocos minutos para ser entrevistada y veía los nombres de los nuevos empleados, habían espacios vacíos y me dije, allí estará mi nombre... Y allí me vi. Nota Mi blog no es para gente seria, ni para adultos, pero si como yo ves a las estrellas sabiendo que el Principito está cuidando a su rosa, sigue soñando, que fuera o dentro de tu tierra, en el tuyo o en otro planeta, vas a lograrlo, es para tí que escribo. Y aléjate de esos que llenos de realidad son agoreros de la miseria, dicen que el Principito murió con la picada de una serpiente, que los inmigrantes somos gentes de segunda, que los que no migran son cobardes, que las responsabilidades son tan importantes que no hay tiempo para divertirse, ellos así son felices a su manera, solo no dejes que te nublen las estrellas para seguir volando.



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