top of page
Foto del escritorAle

Fin e inicio

Actualizado: 30 oct 2022

Los momentos de cierre pueden ser tristes y alegres. Depende del enfoque que le demos. Hoy para mí es día de fin e inicio en muchos sentidos. Hace 15 meses comencé a decolorarme el cabello para usar colores atrevidos. Durante muchos años quise hacerlo, pero estaba muy preocupada por lo que dirían los demás. Perdí la cuenta de cuántos colores usé durante este tiempo. Lo interesante, es que dejé de preocuparme por completo de como lucía. Simplemente me divertí. No fueron pocas las veces que la gente se sorprendió en la calle con una llamada virtual gritando “pero es que tu pelo, es azul” (o verde o violeta o el de turno) y yo sencillamente ya no registraba que tenía el cabello de un color diferente. Para mí eso no me define.


Pero todo tiene un costo. Después de usar decolorante de cabello tantas veces, mis hebras naturales estaban absolutamente destrozadas. Y agradecida por la aventura, hoy dejé partir mis cabellos coloridos para darle vida a los nuevos.


Comenzar literalmente de cero


Esto también lo quería hacer desde hace mucho. A los 15 años me dijo una conocida que si me raspaba la cabeza, mis nuevos cabellos volverían a tener los rizos que me vistieron durante mis primeros años. Pero con los complejos de fealdad que tenía en ese entonces, la inexistente autoestima y la falta de redes nutritivas, embolsillé ese deseo en lo más profundo de mis locuras inconfesables. Yo creo que es una leyenda urbana. Pero sería una grata sorpresa, no puedo ocultarlo.


Pero este inicio no es solo físico. Ha sido un año de reflexión profunda, madurez y crecimiento en muchos sentidos. Y es momento de equilibrar la balanza. Yo vivo mi vida con una intensidad agotadora y literalmente vertiginosa. Y es mi vértigo físico quien me marca la pauta de enlentecer el paso y regular las cargas.


Para mí es difícil entender cuando es suficiente. Y con frecuencia para muchos puede ser demasiado. Mi problema hoy en día no es lo que otro piensen, el problema es que literalmente me quedé agotada de tratar de solventar todos los problemas completos de todos a mi alrededor.


Ni tan calva ni con dos pelucas


Me toca aprender a encontrar un punto medio. Saludable y agradable para mí y mi entorno. Me toca descubrir de nuevo como luzco mientras va creciendo mi cabello y voy probando que es poco y que es demasiado. Como mamá, como esposa, como amiga, como profesional: como mujer en su totalidad.


Para poner un ejemplo sencillo, en vísperas de Halloween me preparé con tiempo para comprar los disfraces de mis hijos. Un amiguito de ellos no se había decidido. Luego de conversar con mis hijos, el amigo decidió que quería disfrazarse de un superhéroe similar. Debo aclarar que mis hijos no suelen pedir algo sencillo de encontrar, como Spiderman o Batman. Cada año piden una cosa increíble, que existe en los rincones más extraños del multiverso. Los cuales, más de una vez me ha tocado confeccionar. No me bastó conseguir una página con un disfraz para el amigo, con la talla adecuada y hasta un cupón de descuento. Dude por horas si debía comprarlo y regalarselo. Pasé días sintiéndome mal, porque quizá no se lo compraran. A mí me cuesta dejar de dar.


Hasta el final


Y así nos han educado a las mujeres. A dar sin reserva ni esperar nada a cambio. A cuidar y nutrir a todos los que tenemos cerca. Hasta la última gota de sangre dice la canción. ¿Pero quién cuenta la historia de esa madre que se dió hasta el exceso? ¿Quién la cuida y la nutre? Debe ser una misma, y para eso es necesario reservar energías.


No podía seguir decolorando el cabello… ya tenía aspecto de paja quemada. Tampoco puedo solucionar ni preocuparme por los problemas de todos. No quiere decir que nunca más tendré colores divertidos, eso lo dudo, es muy divertido. Tampoco que no vaya a ayudar a nadie más, eso lo dudo aún más, me llena mucho. Pero es momento de mirar de frente el vacío, el silencio y la ausencia. Reconocerme allí y encontrar el punto de equilibrio en el que me siento bien y cuido de mi misma antes de nutrir a otros. Y sobre todo de celebrar el nuevo comienzo, desconocido, lleno de sorpresas, retos y aprendizajes.


Y no podía faltar la diversión y la reflexión final


Antes del corte final, hice una parada en un estilo mohicano. Un amigo me dijo que más bien parecía guerrera, pero de la antigüedad. Así que tomé unas fotos experimentales.


Y como nota final. Aunque no fue la razón para quedarme sin cabello. Con mi nuevo silencio honro a las mujeres que batallan contra el cáncer de mama. Hoy, dos amigas que adoro con locura están lidiando con los devastadores efectos la enfermedad y la esperanza de la mano de la quimioterapia. Hoy me uno a ellas en sororidad diciéndoles: esto también pasará.




67 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Silencio Lola

Comments


bottom of page