Una de las cosas más difíciles para una resiliente es pedir ayuda. Ser resiliente significa, de una manera muy simplista y práctica, que te vas a levantar una y otra vez, no importa cuántos batazos te de la vida, y batazo tras batazo aprendes a ser fuerte sin pedir ayuda.
Yo subí cinco veces recibir mi medalla y título en un Aula Magna Universitaria, sin embargo, tras más de 15 años continuos de estudios universitarios, fue la migración la que me dio el aprendizaje más importante: "pedir ayuda". Decía mi abuela que hay cosas que no se aprenden en la Universidad. Como en tantas otras cosas, estaba en lo correcto.
Desde mi experiencia, entre otras muchas cosas, migrar te enseña en tantos o tan pocos días como te tome asimilarlo: que la humildad es un valor importantísimo, que el ego solo es exceso de equipaje y que pedir ayuda es la vía expresa para el éxito, sea lo que sea que definamos por éxito. Salvo muy contadas excepciones, la historia de éxito en el país de origen es anulada al llegar al nuevo país, y un capitulo nuevo comienza literalmente. Los cambios son enormes desde todo punto de vista y en un momento dado entiendes que debes aprender muchas cosas de cero, no importa cuántas medallas, reconocimientos, carros y casas llegaste a tener allá, estas ahora aquí donde todo es diferente.
En mi caso personal, luego de ser profesional con casa y carro propio, llegue a mi nuevo aqui a gastarme los ahorros y comenzar a endeudarme, preguntándome mil veces si este plan tenía sentido. Cuando todos los posibles fondos de recursos se acabaron y ni siquiera las empresas de limpieza me llamaban para trabajar, recordaba aquel decir popular en mi país "la pobreza no se exhibe", que pasaba al lado le lo absolutamente inútil, como tantas cosas que vinieron en mi maleta emocional. Así que con una amiga conocí la Banca Alimentaria. Al llegar la primera vez recibí una planilla, que describía en una fotocopia con poca tinta mi situación a la perfección, debía firmar al lado de "declaración de persona en necesidad".
Salí de allí con dos bolsas de comida a cambio de tres dólares, comida que las personas con suficiente dinero para ir al supermercado habían descartado y para evitar que fueran desperdicio son "vendidas" por un precio absolutamente simbólico, es parte de la política social alimentaria de Quebec de la que hablare en otro post. En todo caso salí con una mezcla de emociones, feliz de llevar mucha comida a mi casa, movida de declararme por primera vez "in need", contenta de que había sido sin mucho público y muy discretamente y preocupada por la calidad de esa comida a punto de vencer o ya vencida.
Pero esa planilla para la comida, fue solo darle forma a mi necesidad, esa sensación recurrente de necesitar ayuda para entender “que quieren decir cuando dicen esto?”, porque migrar no se trata de solo traducir el idioma, se trata de traducir culturalmente, las cosas se hacen diferentes, y para eso también aprendí a pedir ayuda. No importa que tan académica hubiese sido, pasaba horas en un organismo público para verificar como se llenaba una planilla que tenía un detallado instructivo, muy claro para cualquier persona de esta cultura y absolutamente incompresible para mí.
Aprendí así a llamar a mis amigas para pedir ayuda, gente hermosa a la que solía llamar para devolver una llamada ofreciendo cualquier tipo de apoyo, las resilientes no solo nos levantamos mil veces sino que además siempre tenemos tiempo de ayudar, hasta que llegó el día en el cual aprendí a ser quien llama para pedir.
“In need” en Montreal
Después de la primera vez en la Banca Alimentaria, comencé a descubrir que habían muchas opciones y como también las necesidades crecían, a veces iba dos o tres por semana. Una amiga me recomendó una dentro de un organismo de ayuda al inmigrante, la mujer en la recepción sin levantar la vista me pidió mis papeles, y cuando escucho que tenía status temporal levanto la voz pero no la mirada preguntándome “cómo esperaba yo obtener ayuda en mi situación?!”, salí de allí humillada y llorando, precisamente por lo vulnerable de mi situación es que necesitaba ayuda.
Cada vez que tuve que llamar al seguro a pedir que me abriera un caso por necesitar el ir a médico o para hacer seguimiento a mi reembolso, luego de responder a todas las muy inquisitivas preguntas, me sentía como una potencial estafadora, y entiendo que el fraude al sistema de seguros es enorme. Aunque algunas veces me tocaron algunos operadores muy humanos, profesionales y sensibles, cuando no era así, le decia a la persona en la linea, que desde mi experiencia, cuando alguien llama para hacer un reclamo a un seguro, está preocupada, esta triste, está en el medio de una gran necesidad pidiendo ayuda, y eso es lo que necesita, no que la humillen.
Durante las últimas semanas he estado estudiando arduamente sobre finanzas personales. He leído no menos de 10 blog sobre el tema y tenido la oportunidad de reunirme y aprender de al menos 10 asesores financieros quienes ofrecen distintos productos y tratando de vender seguros me explicaron nuevas aristas sobre lo importante de planificarse financieramente. Adicionalmente he ido a varios bancos a explorar opciones de crédito. En resumen he estado cerca de gente con información muy valiosa, que siento que necesito en este momento, pero que me esta siendo, una vez más, dificil de accerder. Es una información muy valiosa que no es compartida gratuitamente.
Ha sido un proceso de nuevo muy duro y de mucha humildad, es cierto no me planifique financieramente desde que comencé a trabajar cuando tenía 18, también es cierto que tengo muchas deudas y aparentemente mis sueños, mis logros y mis ganas no tienen mayor valor financiero.
He visto, una vez más, las caras de lástima de los "expertos", quienes con bastante estilo y discreción me refuerzan lo necesitada de mi situación, a veces me ven con menos respeto que aquella mujer en la banca alimentaria que con complicidad me dijo firma aqui. Una vez y otra vez me resaltan las fallas que he cometido, lo distinto que hubiese sido si hubiese planificada financieramente antes y a los riesgos que me expongo, en una palabra lo irresponsable que he sido y casi todos terminan diciendo “tranquila, estoy aquí y te voy a ayudar”. Sin embargo la transferencia de conocimientos es a cuenta gotas, y sobre todo con un gran valor de mercado "compra mi producto y seguiremos conversando". Como en todo hay variantes y hay gente profundamente profesional y humana en esta área.
Hoy en la oficina del banco, ante otra inmigrante igual que yo, pero investida con uniforme y un bello escritorio, quien veía mis estados de cuenta con cara de dolor e insistía "vamos a ver cómo podemos ayudarle", contuve las ganas de decirle "entiende usted que vine a pedir ayuda y no a que me juzgue?", o quizá "podría quitar la cara de lástima y venderme el producto que mejor le conviene a este banco que yo tenga?", solo atiné a preguntarle de dónde venía y asi, sutilmente recordarle que una vez estuvo del otro lado de un escritorio.
Necesitaba que ella encontrara una alternativa, una lección más de humildad y un nuevo silencio me permitió salir del banco con un crédito a bajo interés aprobado, escuchando mis miedos hice silencio una vez mas, sabiendo que ante un inmenso ego herido la ayuda se elimina. Lamentablemente muchos de los que ayudan a los que más necesitan también hieren un alma que ya viene cargada de dolor, muchas veces sin saberlo y sin esa intención.
Ayudar a alguien "in need"
Cuando se pide ayuda, ya se libró una batalla interna, ya hay una autoexamen de humildad, no hace falta que otro ponga el dedo en la herida y menos aún desde la altura que da ser el experto.
Me he preguntado estos días si cuando trataba de ayudar a mis amigas madres con sus hijos, o a mis pacientes como psicopedaoga, alertándoles de una posible discapacidad y la necesidad de brindarles estimulación lo antes posible a sus hijos, actué como aquella mujer quien sin verme me hizo sentir en un remolino de miedo y dolor insuperable?, cuantas veces
habré sido como estos asesores que detrás de la mejor intención y armados de conocimiento hieren profundamente en lo hondo de los miedos y el amor propio?
Por eso escribí este post, para exorcizar mi dolor en la humillación, para disculparme con aquellos a los que quizá desde mi sapiencia y academicismo les hice sentir peor, y para contarle a aquellos que están tratando de ayudar, que quizá no han reparado en que posiblemente están ayudando pero también causando mucho dolor a alguien con mucha necesidad de amor.
Porque para mí, todos los que trabajamos tratando de ayudar a otros solo estamos dando amor.
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