Desde hace mucho soy fanática de los largometrajes de Pixar.
Este fin de semana tenía que trabajar y le alquile a mis hijos Inside out, sin saber que sería yo la que pediría verla una y otra vez todo el fin de semana.
Inmediatamente me identifiqué con Joy (Felicidad). Yo trato de mantener el buen humor, ver lo positivo en cada experiencia, el vaso medio lleno, siempre con contenido, y a veces, como si fuera así de simple, solo un botón, reír por lo que sea, siempre es posible reír.
En el transcurso de la película Sadness (Tristeza) se me hacia cada vez más pesada, aunque intuía que nada bueno podría traer negar los sentimientos tristes. El insaciable deseo de Felicidad y su inacabable cantidad de planes, opciones y soluciones me hacia reír de mi misma, era muy claro que no iba a funcionar por mucho tiempo la lógica de ser ella la líder de todas las emociones.
La definición de Miedo y Repugnancia como aquellos que te mantienen a salvo, física y emocionalmente, me parecieron bastante atinadas, están allí, son importantes pero no se les puede dejar al volante, al menos no por mucho tiempo. Pero ninguna emoción debería quedar sola al volante, y es lo que me conquistó: cada emoción tiene parte en el tablero de nuestra vida emocional, pero solo parte,
El Exilio de Felicidad y Tristeza en los campos de la memoria a largo plazo me dejó muy claro como llega un punto en el que es necesario reconocer que no se puede más, que hay que bajar los brazos, reconocer con humildad y descanzar. Y más revelador aún fue ver como los momentos de tristeza, empatía y llanto son sanadores y liberadores, y muchas veces necesarios.
Por su puesto los detalles para los padres son como en casi todas las películas animadas de Pixar, infinitos y deliciosos: la visita al subconsciente lleno de los miedos mas profundos, los campos de los pensamientos olvidados, el estudio de creación de sueños, las fuentes de personajes imaginarios, así como las referencias a distintas partes de la vida emocional y el pensamiento, como déjà vu o los recuerdos que regresan sin razón aparente.
Una hermosa película profunda, llena de imágenes y significantes que dará para compartir en mi familia por mucho tiempo, hablar de valores, diversion, miedos y disgustos en diferentes edades, y para mi, como mamá, darme el permiso a estar trite y estar brava, tomarme el tiempo para reflexionar, llorar, reír y gritar sin que eso me haga una mala persona. Una cinta animada que nos muestra que somos seres complejos, con emociones complejas y combinadas, que una misma experiencia es risa y llanto al mismo tiempo, y que la risa no es puramente buena y el llanto y la rabia no son necesariamente malos.
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