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Mejor tenerlo y no necesitarlo que necesitarlo y no tenerlo

Así empezaba la publicidad de una empresa de seguros en mi país cuando era niña. No se si era solo una traducción de una conocida campaña internacional, pero en todo caso va al punto: los seguros, y yo agrego, la planificación para contingencias en general, es algo que en el mejor escenario nunca será utilizado, pero en el caso de ser requerido es un gran alivio tenerlo.


Yo era de las personas reacias a tener seguros. Pensaba como muchos que no solo eran una pérdida de dinero, sino que atrae mala energía y como dicen coloquialmente en Venezuela “es llamar desgracia”. Cuando me llamaban para ofrecer un seguro de vida cortésmente agradecia pero les decía que no me agradaba pensar en la muerte, que desde mi visión espiritual holística siempre ha estado como un hecho irrefutable que todos vamos a experimentar, pero me parecía de mala vibra conversar al respecto.


Las cosas cambian inesperadamente


Pero uno hace planes para hacer reir a Dios, cualquiera sea el nombre o forma de Dios. Una amiga decidió comenzar su carrera en seguros y yo me ofrecí a editar sus documentos de promoción. Sabiendo que era un tema que me molestaba y comprometida con ayudarle, trate de darle forma a los documentos para gente que como yo no creíamos en el producto. Así que sin quererlo ni planificarlo termine leyendo mucha documentación para poder apoyarla adecuadamente. Y como nada es casualidad durante ese tiempo falleció un familiar cercano.


Manejar la muerte desde mis principios no era complicado, es algo que simplemente ocurre. Pero no me esperaba que involucrara un sin fin de trámites, y sobre todo tener que dividir el foco de atención entre manejar el dolor y el duelo personal y poder hacer trámites y tratando de documentar lo que se pueda en las últimas horas de vida. Usualmente, cuando la gente vive intensamente sin pensar en mañana, es poco lo que se tiene organizado, porque es de mala suerte o inncesesario. Pero lo que no es agradable, es tratar de hacer de detective mientras la tristeza invade los sentidos.


Así pues aprendí sobre seguros, protección, planes de contingencia y planificación financiera todo al mismo tiempo sin haberlo planificado. Entre mis quejas al sistema educativo, creo que esta es información más importante que haber estudiado durante toda mi primaria y bachillerato las capitales de cada estado en la geografía de mi país. Y es un tema que trabajo en el homeschooling que hacemos, y también con frecuencia comento con amigos. Algunos lo agradecen, otros me han dejado de hablar, me desconocen y a pesar de mis esfuerzos en traducirlo, creen, como yo creía antes, que me vendí al sistema y ahora soy agorera de la desgracia malbaratando dinero en pólizas de seguro.


Como siempre digo, yo estoy lejos de poseer la verdad, tampoco creo que exista. Mi intención es solamente compartir, con aquellos a los que la publicidad de mi infancia les resuena, como he aprendido a tener planes ante la contingencia. Yo creo como decía mi abuela que uno sabe cuando sale pero no si regresa, no conozco a nadie exento de accidentes. Mi percepción es: no los puedo evitar ni controlar, pero tampoco me controlarán a mi. La pregunta no es ¿si me pasará?, es ¿cuándo pasará? porque al menos yo no soy inmortal ni quiero serlo, pero eso es otro tema. Mi respuesta es: no se cuando, no se como ni quiero saberlo. Pero quiero a mi familia y amigos lo más libre de papeleos posible y concentrados en lo importante, vivir la experiencia y disfrutar al máximo los momentos juntos.


¿Por dónde empezar?


La información es absolutamente abrumadora, y sin querer ofender a los profesionales de la planificación y los seguros, puedo contar con los dedos de una mano los que he conocido y son gente sensible. Y los que me conocen saben que cuando me entrego a estudiar un tema realmente lo tomo con frenesí. Yo recibí en mi casa a no menos de 20 asesores, una experiencia que me desgastó emocionalmente y no recomiendo, por eso quiero usar este medio para transmitir lo que aprendí. El principal problema desde mi punto de vista, es que conscientes de la falta de educación en el tema, la mayoría de los asesores filtran la información para evitar que el cliente se abrume y usualmente, “proponen”, de una manera un poco directiva, la mejor alternativa a su criterio. Esto lo hacen con la mejor intención, pero poco aporta al problema de base, necesitamos educación, no se trata de comprar un producto para que ellos ganen una comisión, se trata de estar mejor preparados y tranquilos.


Como no quiero extenderme a niveles de fastidio simplemente voy a esbozar los que a mi criterio son las bases de la buena planificación y dependiendo de lo escueto que quede, escribiré luego post para cada aspecto. Aprovecho para aclarar que tengo amigos que son asesores de seguros y es una profesión que merece todo mi respeto.


Lista de todos los pendientes


Esto empezó así. Como saben soy inmigrante. Inesperadamente con dos niños pequeños me tocó quedarme sola en mi nuevo país mientras mi esposo viajaba a Venezuela a ver a su padre durante sus últimas horas. Pedí un permiso especial para trabajar desde casa y tenía todo bajo control: trabajaría con mis hijos en casa. Pero ya sabemos que pasa cuando se tiene todo controlado. Me llamaron a una reunión obligatoria e imprevista y no tenía escuela para mi hijo pequeño. Una amiga de un amigo me ofrece cuidarlo, aún siendo desconocida para mi era mi mejor opción. No me convenía faltar a la reunión y arriesgar el trabajo que habia logrado teniendo estatus temporal en mi nuevo país. Así que, confiando en varias referencias de amigos mutuos, le dejé a mi bebé aun en coche. Tuve tiempo suficiente para refrescarme la cara en el baño después de llorar, al no saber si habia hecho lo correcto. Por su puesto la reunión terminó siendo cancelada a última hora, pero era ya muy tarde como para compensar el día desde casa, así que me resigne a confiar y ver las fotos que esta nueva amiga me mandaba y trabajar.


De pronto la alarma de incendios sonó. Estaba en las escaleras del 5to piso tratando de bajar con mucha calma y cortesía entre mis colegas. Todos muy calmados no pareciamos asumir que parecía haber comenzado un incendio y quizá debíamos acelerar el paso. Digo en mi Venezuela natal habria sido a carrera y gritos, aquí fue literalmente "-pase usted, -después de usted". Quizá entre el piso 3ero y 2do comencé a pensar ¿quién buscará a mi hijo mayor en el colegio si no salimos a tiempo? Al llegar abajo todos en orden muy calmados, recibimos felicitaciones por haberlo hecho correctamente durante el simulacro. Haciendo uso de mi humor característico llame a una amiga en otra ciudad y le digo “pensé que quedaría como pollo rostizado y me pregunte quién buscaría a mi hijo en la guardería y menos mal que el pequeño está con una familia que es confiable”. Ella inmediatamente reaccionó después de reír y me dijo , "me acabo de dar cuenta que no se nada de tus redes allá.. puedo agarrar el carro y estar en Montreal en 5 horas (Canadá es muy pero muy grande) pero ¿que haría? ¿gritar por las calles?." Me di cuenta de lo vulnerable que soy y cuanto necesitaba un plan de contingencia.


Llegué a casa y escribí un primer correo a mis amigos de aqui y de allá presentándolos unos a los otros, tenia experiencia con los planes de parto. Son unos documentos que recomiendan hacer para ver qué quisiera uno que ocurra durante el parto y sobre todo qué hacer si no ocurre como uno espera, que es como generalmente ocurre. Cada pregunta que mi esposo tenía que resolver en Venezuela me daba ideas, y confirmaba que mi correo original se había quedado corto. Había solucionado aquello de evitarle a una amiga salir gritando por las calles o que alguien buscará el niño al colegio. Pero ¿quién pagaría la luz y la renta?


Así comience a registrar todo en una tabla digital: cuentas bancarias, servicios, colegios, seguros, contactos, beneficiarios de los seguros, deudas, compromisos, subscripciones… Y me di cuenta que todo estaba registrado en solo un sitio: mi cabeza. De haber quedado como pato al horno en las escaleras de mi oficina, ni siquiera mi marido habría sabido cómo hacer con todo. Había también montones de cosas que solo estaban en su cabeza. Muchas claves no eran seguras. Mientras más leíamos, más agregábamos. Nos dimos cuenta que debíamos simplificar, había cuentas que jamás usábamos y mejor cancelarlas, por ejemplo. Un día el documento estuvo listo. Sabíamos a quién dárselo. Al nacer nuestro primer hijo elegimos “padrinos” no religiosos, en ellos confiamos nuestros hijos y su futuro si nos ocurriera algo estando ellos aún pequeños.


Pues luego escribiré con detalle cómo hacer este listado, la primera versión la enviamos en digital a ambos padrinos sin claves por lo inseguro de los correos eclectronicos. Una copia completa permanence en la caja de seguridad del banco. Finalmente logramos entregar un pendrive con el archivo completo, incluyendo claves y preguntas secretas. Hace un año migramos a un manejador de claves encriptado que permite mantener todo actualizado y fácil acceso desde cualquier parte del mundo.


Testamento y mandato


Yo soy de esas que la primera vez que escuché testamento me eché a reír, porque eso era solo para gente rica. Estaba muy equivocada. Puede haber mucho plan de contingencia pero sin testamento tiene poca validez. Las cuentas quedan intervenidas por el banco, y al menos en mi caso mi mayor preocupación no es el dinero, porque no tengo, pero si lo es ¿qué pasará con mis hijos?.


Tuve la gran suerte de conseguir una Notaria que nos envió un cuestionario largo y sensato de preguntas a responder. Con eso construimos un documento con el que nos sentimos tranquilos, que reposa en sus archivos y en nuestra caja de seguridad. Lejos de ser algo que angustia, termina dando tranquilidad, porque ya está todo allí descrito. Pero sin engaños, pasar por el proceso no es nada agradable, porque obliga a pensar en escenarios que no queremos.


Aquí en Canadá existe algo que se llama Mandato que es una suerte de poder en caso de incapacidad, nunca lo había pensado, pero ¿quién mueve las cuentas o toma decisiones si uno no puede temporalmente?. Si, eso también lo tenemos.


Seguros: según las necesidades y el presupuesto


Esto es todo un tema como para tres post. Pero son muchas las opciones y conseguir un asesor adecuado, es un trabajo en sí mismo. Para mi el primer paso es aprender de las opciones disponibles en cada país, de las necesidades personales de uno y las posibilidades económicas.


En resumen


Lejos de ser de mala fortuna hacer todo este trabajo nos quitó un peso de encima, ya no tenemos que pensar en eso. En momentos como el inicio de la pandemia del coronavirus que ponen todos los sentidos en alerta, da mucha tranquilidad recordar a aquel locutor y saber que todos está allí, esperemos que para tenerlo y no necesitarlo. Como siempre estos no son consejos, solo ganas de escribir y compartir mi experiencia.



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