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Notas sobre las canciones de despecho parte 1

En mi vida anterior, cuando la academia era mi meta máxima, tenía planificado escribir un artículo sobre el despecho y la música. Es muy común entre sociólogos crear archivos con solo el título de un artículo que a todas luces suena como una excelente idea, pero que nunca es escrito.


La idea me conquistó una vez que un amigo (también sociólogo) preguntaba con qué música se enamora la gente ahora? Corrían los 90 y él se preguntaba sin boleros cómo hace la gente?


Yo suelo decir que de las cosas más paradójicas de la recuperación emocional de un divorcio es el momento de reconocer que los boleros son verdad, porque llega un momento, en que al menos en mi caso, me sentía recitando un bolero. Es real que se rompe el amor de tanto usarlo, que el amor no basta y tantas otras letras.


El despecho como tal es uno de mis ritos favoritos y las canciones de despecho son uno de mis géneros favoritos, no solo para hacer análisis de contenido como le decía en mi otra vida, son fantásticos para disfrutar como música, porque son intensos, reales, humanos, sin pose ni pretensiones. No hace falta estar viviendo un despecho para conectarse con esa intensidad en las letras.


Tenía un amigo con el que nos compartíamos música de despecho. Cuando alguien terminaba una relación nosotros le acompañábamos en su proceso y escuchábamos música a todo volumen, y cuando alguien decía públicamente “estoy bien, no creo en el despecho”, casi tomamos eso como insulto personal y regresábamos a nuestra lista musical y volvíamos a ranquear las mejores actualizado con nuevas que hubieran aparecido. Vale aclarar que esto ocurrió antes de Facebook y Spotify. En esa época uno sabía que había un rompimiento porque la gente lo decía y para compartir canciones había que voluntariamente enviar al menos un correo electrónico.


Ahora todo es más sencillo y confieso que tengo mi lista Spotify con mis canciones de despecho favoritas. La tengo en español, porque como decía Franklin Virgüez cuando actuaba en su monólogo Mr. Juramento, el despecho es algo que merece una rocola y cantar en voz alta, y eso para mí suena en español. Ciertamente buenas canciones en inglés y otros idiomas, pero ese tono desgarrado esta para mi asociado a la cultura latinoamericana, que llega a su cúspide con el tango donde espero detenerme largamente en el futuro.


Esta es la parte 1 porque seguro que voy a pasar rato aquí escribiendo análisis de música de despecho, sólo me tomó 20 años comenzar. Aclaro igualmente que esto no es un artículo académico, es solo un post en mi blog basado en mis criterios personales y mi gusto por la música en particular. Tampoco es una recolección de mis experiencias personales, una de las ventajas de ser generación pre Facebook es que no hay registros de mi vida en las redes sociales, y así prefiero mantenerlo.


El despecho como rito


El despecho se refiere a este profundo momento de tristeza tras el rompimiento voluntario o no de una relación amorosa. Socialmente es aceptado que tienen derecho a estar despechados tanto quien deja como quien es dejado, sea de común acuerdo, unilateral o por terceros implicados. Se puede decir que es un acto democrático, libre y universal.


Me encanta el despecho porque es un rito de tránsito necesario y sanador, pero sobre todo libre. Todo está permitido en un despecho. Su duración e intensidad no están reguladas en esta sociedad hiper regulada y perfeccionista. Si se es muy sonoro, como ha sido siempre en mi caso haciendo honor a la honestidad, y como mis amigos cercanos y otros implicados podrán confirmar, uno simplemente se excusa socialmente y dice lo siento estuve alejado o complicado, como sabes, me costó manejar el despecho.


Casi cualquier falta es aceptada cuando la persona se reconoce despechada, y casi todas las emociones son posibles de experimentar casi sin sanción social. El despecho es real, auténtico, original. Nada se espera, no hay una manera correcta ni incorrecta.


En una sociedad en la que hay patrones de normalidad, comportamiento y belleza para casi todo, donde los filtros y hashtags gobiernan el día a día y los likes dan popularidad, yo me siento de pronto incómoda viviendo en una realidad en la que para casi todo hay manera correcta y mucha pérdida de espontaneidad. Y de alguna manera encuentro en el despecho es aún un espacio sagrado de libertades individuales.


El despecho, en reglas generales, se considera terminado cuando la persona ha superado la etapa de tristeza y duelo por lo perdido, usualmente se siente lista para comenzar una nueva relación y en algunos casos esto puede incluir tolerar o aceptar la presencia de su ex pareja en su círculo social.


El despecho como indicador


Sin embargo, a pesar de las libertades mencionadas, en algunos casos algunos, se tratan de asociar indicadores al despecho, en mi opinión personal, suelen ser muy debatibles por lo personal del acto mismo. Sin embargo no puedo negar que existen:


- Un despecho corto puede ser entendido como poco dolor a causa del rompimiento, mientras que un despecho muy largo raya en la obsesión.


- Un despecho poco intenso se puede asociar a negación mientras que uno muy intenso y hasta teatral, se puede leer como causa de daño emocional severo y hasta enfermedad mental.


- Un despecho cargado de muchas cambiantes y recurrentes parejas casuales puede ser evaluado como excusa para no tener una relación estable.


Obviamente, nuestra sociedad trata de regular hasta el despecho, pero en mi opinión es fácil desmontar esos criterios sobre la base de lo doloroso e universal de la experiencia. El indicador que me parece interesante, es que según dicen los investigadores del tema, se estima 99% de las personas adultas hemos sufrido alguna vez de desamor. Honestamente me preocupa es ese 1% que se no se arriesgo nunca en una locura amorosa.


Suban la música


En fin, como decía al inicio, la música de despecho tiene un alto valor, al propiciar la expresión libre de la tristeza, y a pesar de su frecuente tono machista, siento que en unos casos más que otros, ayuda a catalizar el cierre y evaluación. Comienzo en esta entrega con 4 de mis canciones favoritas.


El despecho desde el castigo al cuerpo - La copa rota- Jose Feliciano


Mi canción de despecho favorita, yo tengo preferencias por la versión de los Rodríguez siento que la voz de Andrés Calamaro le da extra fuerza.

La imagen es poderosa, el hombre (o la mujer) con su amigo en el bar y la copa que le corta el labio y sigue bebiendo mientras sangra:


“Una noche como un loco mordió la copa de vino

Y le hizo un cortante filo que su boca destrozó

Y la sangre que brotaba, confundiose con el vino

Y en la cantina este grito a todos estremeció

No te apures compañero si me destrozo la boca

No te apures que es que quiero con el filo de esta copa

Borrar la huella de un beso traicionero que me dio

Mozo, sírvame la copa rota, sírvame que me destroza

Esta fiebre de obsesión

Mozo, sírvame la copa rota

Quiero sangrar gota a gota

El veneno de su amor”


La letra descriptiva dibuja la escena y muestra el dolor llevado desde el alma al cuerpo, y el castigo del cuerpo como parte del proceso: el dolor para exorcizar el sentimiento que no se debe mantener. Un dolor tan profundo internamente que no se detiene con la herida física. Beber el vino mezclado con la sangre hasta sacar lo indeseable. Una de las cosas terribles del despecho es permiso para el desconocimiento de lo que pudo ser valioso en la relación siendo ahora un veneno.


Un rompimiento asertivo y un despecho esperanzador - Para decir Adios - Jose Feliciano


Es cierto que hay personas que rompen sus relaciones en común acuerdo, parece ser que es posible. (porque debo confesar que esto para mi es casi utópico pero tengo amigos que aseguran haberlo vivido). Algunas personas dicen tener una separación amigable y la amistad es inmediata al rompimiento.


Para mi este es un ideal y casi puedo decir un sueño no cumplido. En la canción, la pareja mantiene una conversación fluida, amistosa y calmada. Uno dice todo acabo, pero habiendo tenido afectos sinceros, invita a recordar los buenos tiempos. La contra parte, también serena, agradece la honestidad y acuerdan ambos no pensar en que pueden haber posibilidades de reconstruir la relación. Ambos aceptan que todo está terminado y que honrarán los buenos recuerdos de la primera vez, que en reglas generales se refiere a un momento mítico y agradable.


Hay honestidad entre ambas partes y un acuerdo que promete ser respetado. El corazón roto parece sanar rápidamente gracias a lo honesto y abierto de la comunicación.


“Para decir adios vida mia, y te estaré por siempre agradecido.

Me acordare de ti algún dia.

Para decir adios vida mia solo tienes que decirlo”


Esta canción es para mí representa el estado alcanzado cuando se ha logrado un cierre saludable de la relación y el despecho ha sido sanado. Desde mi perspectiva, está describiendo la integración, aceptación y reconstrucción, poner las cosas en perspectiva, aceptar que es el mejor escenario posible y que la historia en común formará parte de los recuerdos.


El despecho como desobediencia y ejercicio de libertad- Se me Olvido - Gian Marco


Es una de mis favoritas por su contenido y fuerza. Es una fantasía empoderadora, que propone extraer completamente los recuerdos, sin rencores. La persona se manifiesta haber descubierto estar bajo absoluto control y se libera del dominio quitándole todo el poder a su dominador: ignorándole como opresor y descubriendo su verdad como individuo.


“Rompi mi amor sin consultarte

Levante el ancla en altamar

Me vinieron unas ganas de ignorarte

Me dio amnesia why no te quiero recordar”


El dolor muchas veces está asociado a los recuerdos recurrentes de lo que ocurrió, y el vacío que genera saber que no volverán a generarse recuerdos. Sin embargo, en la canción se plantea un olvido de todo tipo, incluyendo por igual tanto los recuerdos buenos como los reclamos. La fuerza de la independencia personal y la recuperación del yo en la canción, es desde mi perspectiva, profundamente cautivadora y contagiosa.


El Despecho desgarrado y profundo - Decirnos Adiós - Penélope Cruz y Miguel Bosé

La canción toda y el video son magistrales, es casi ver una película de lo mejor del cine español.


“Aceptaré que nada es para siempre

Que lo siempre hicimos fue

Decirnos adiós”


Los versos son contundentes y profundos. Por un lado se plantea aceptar que la relación siempre estuvo deteriorada, pero también se acepta que la disfrutaron y tuvo mucho valor para ambos. La ausencia será intensa y la aceptación es el camino necesario que ambos deciden para seguir adelante, pasando por la ambivalencia de recordar buenos momentos y el dolor que genera que no volverán a estar juntos. Sin embargo el dolor es inevitable y se mantendrá en el tiempo… el rompimiento se define como una “mala muerte”.

Además de la estética impecable, me conquista el balance en roles entre mujer y hombre, la mutua aceptación de las responsabilidades y el desencuentro final dejando una última posibilidad y deseo no dichos en el aire de lo que nunca ocurrirá. Se trata de adiós rotundo y sin espacio a dudas cargado de erotismo, deseo, rabia y dolor.


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