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Notas sobre tolerancia y respeto

Quiero empezar con un cuento. Un cuento que me presentó la magnífica Tamara Adrián cuando fue invitada a mi seminario en la UCAB. La historia de cuadradito o de todos los que somos diferentes.


Este estupendo cuento de Jerome Ruillier llamado “Cuatro esquinitas de nada” (quatre coin de rien du tout), presenta en lenguaje sencillo las dificultades de los que somos diferentes para encajar en realidades distintas. Aquí un video en español y otro en inglés.


En resumen cuadradito quiere entrar en la casa de circulitos, pero no entra por la puerta circular. Una opción es que cambie, otra es quitarle las esquinas. Finalmente se dan cuenta que no hay nada malo en tener esquinas y que cambiando la puerta, cuadradito y todos los circulitos podrán pasar.


No es tolerar es respetar


Una precisión importante es la diferencia entre tolerancia y respeto. Tolerar es aceptar sin cuestionar ni comprometerse. Es como decían en la Venezuela de la colonial “se acata pero no se cumple”, un saludo a la bandera, o como diría mi abuela “decir que si para quedar bien, por no dejar”. Cuando tolero a los diferentes el sujeto de la acción soy yo, que sé lo que tengo que hacer, pero las necesidades del otro no están sobre la mesa.


Respeto por otro lado implica compromiso y empatía. Para respetar es necesario salir de la zona de confort y entender al otro en su complejidad. Cuando tolero el sujeto de la acción es el otro, no yo.


En palabras de Ruillier, Tolerancia es invitar a cuadradito a jugar afuera, o pedirle que se doble, o se convierta en circulito. Respeto es ponerse en el lugar de cuadradito y cambiar la puerta para hacerla cómoda e inclusiva para todos.


Mis reflexiones viviendo la vida de cudradito


Desde hace 9 años soy inmigrante en un país con lengua, cultura y costumbres totalmente diferentes a las mías. Tengo la suerte de vivir en una ciudad multicultural, es decir, aunque la norma la hacen los circulitos, habemos cuadraditos, triángulitos, rectangulitos y todo tipo de figuritas angulares. Pero claro, ninguno de nosotros entra por las puertas circulares.


Pocas veces he estado en espacios realmente inclusivos, en los cuales se ha modificado la puerta. La clave de la migración exitosa está en leer y decodificar el nuevo ambiente, y muchas veces esto implica doblarse y modificarse para encajar.


Por ejemplo hay cosas que se hacen aquí que para mi son completamente inaceptables, y cosas que para mi eran normales que aquí son un insulto. Los chistes por ejemplo. En reglas generales no entiendo porque se ríen, y muchas veces cosas que son muy graciosas para mi, aquí son consideradas fuera de lugar.


Las acciones con tono discriminatorio son algo que me impresiona como pasan inadvertidas. Por ejemplo, la mayoría de los inmigrantes somos invitados a cambiar nuestro nombre para hacerlo más fácil de pronunciar. Algunas veces nos preguntan, otras simplemente nos dan un nick name. Nos recortan las esquinas, o nos piden que las doblemos mientras tanto.


Mis reflexiones finales: No hay circulitos


Yo creo que nuestras formas son circunstanciales y no definen la totalidad de la persona, solo una faceta. A veces soy cuadradito, otras tringulito y si a veces soy circulito. Creo que la expectativa de coherencia universal en todos los aspectos de la vida, nos impone la autonegación de partes importantes de nosotros. Yo por ejemplo soy mamá, esposa, amiga, inmigrante, experta en datos, coach, cinéfila, feminista, viajera y un gran etcetra. Para mi ninguna de mis facetas me define totalmente, soy más bien un collage lleno de contradicciones que me hacen única y maravillosa. Como todos los seres humanos, nuestra unicidad y complejidad es lo que nos hace espectaculares.


He visto muchos circulitos queriendo mostrar sus esquinitas de otras áreas de su vida. Un cuadradito reconoce otros cuadraditos vistiendo de circulitos. Pero nuestro mundo orientado al éxito, lleno de ocupaciones, con falta de tiempo y necesidad de status, les invita a mantenerse actuando circulares.


Si seguimos insistiendo en hacer la puerta más grande, todos seremos beneficiados, porque podremos ser quienes somos, sin tratar de pretender ser aceptados. Si seguimos trabajando por una sociedad inclusiva y respetuosa, no solo los diferentes seremos favorecidos. Los “iguales” podrán explorar sus diferentes facetas. Todos podrán mostrar la complejidad y variedad que nos hace ser quienes somos.




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