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¿Por qué tenemos que crecer?

Yo soy de esas que la gente llama infantiles o adolescentes eternos. Claro mi tamaño ayuda porque mido literalmente un metro y medio. Pasar por alguien de menos edad es para mi normal, y hasta divertido, sobre todo cuando me seguian pidiendo identificación para venderme una cerveza. Mi recuerdo favorito es cuando daba clases y el heladero no me vendía helados sin autorización de la maestra, y mis alumnas, mucho más altas que yo se reían y explicaban que yo era la "autoridad".


Pero cuando la gente habla de crecer, no habla de estatura, sino de mentalidad. Madurar lo llaman algunos, ser responsable le dicen otros. Aburrido y predecible lo llamo yo. Para algunos, divertirse es cosa de niños. A ver, yo se mis responsabilidades, pago mis cuentas, tengo seguros. Pero me pregunto: ¿por qué tengo que hacer las cosas como todos los demás? ¿de verdad necesito una casa con más televisores que personas viviendo allí? ¿más dinero ahorrado del que pueda gastar en tres vidas? y sobre todo ¿necesito trabajar en algo alienante y aburrido con ropa incómoda y estar siempre bien peinada solo porque tengo más de 40 y ya "debería" ser manager o tener mi propia empresa? yo digo no, no, no y no.


Y no tengo nada en contra de los que viven esa vida. Tengo montones de amigos que se definen como adultos, algunos de ellos son muy divertidos, otros muy son serios y predecibles. Muchos siguen sin entender porque me sigue gustando leer El Principito, mi libro favorito, nunca vieron que se trataba de una serpiente tragando y elefante. Esa actitud me ha costado muchas amistades, y hasta novios que me dejaron por "irreverente". Los adultos predecibles y serios están por todos lados y yo les respeto. Lamentablemente no todos suelen respetarme, a mi ni a quienes como yo, nos negamos a crecer en sus términos. Algunos creen que es un insulto llamarnos Peterpanescos a las personas como yo, como si querer vivir en "nunca jamás" fuera un insulto.


Debo reconocer que no siempre fui así. He vivido un poco alrevés como propone Quino. De niña me decían "vieja prematura", estaba con frecuencia preocupada y criticando "banalidades". Aunque no fuí una adoelscente tranquila, tampoco me escapaba ni hacia tantas loqueras como mis amigas. Al contrario, hacía, casi podría decir, "demasiado" caso. Por ejemplo, cuando teniendo 15, mi primer novio me invitó a la playa, me negaron el permiso, porque eso no era de niñas decentes. Muchas se habrían escapado, yo me lancé a llorar y no fui.


Hoy en dia creo que la adolescencia es esa etapa de transgresión e irreverencia, según algunos investigadores, necesaria en nuestra cultura para fomentar la etapa adulta. Yo lo uso como concepto para describir un modo de vida crítico basado en disfrutar y divertirse. En mi historia personal la verdadera adolescencia comenzó a los 24 cuando me divorcié, y por los vientos que soplan seguirá siendo mi signo de los tiempos por venir. Antes de los 24 era increiblemente rigurosa y conmedida, si, absolutamente aburrida.


Yo no creo en etiquetas, porque al final se convierten en prisiones para cumplir lo que la etiqueta dice que es y que no lo que se quiere ser. Yo creo en libertades y diversidad. Y creo en la libertad de negarme a comportarme como la mayoría de los adultos a mi alrededor lo hacen. Creo en mi derecho a disentir y no querer un trabajo aburrido, a darle más importancia a disfrutar cada día, sentir el sol sobre la piel, y sobre todo reir, llorar y sentir sin escatimar.


Recuerdo que de niña mi mamá solia decir "quisiera tener 20 con la experiencia de los 40" la frase me daba escalofrios. Algunos adultos a mi alrededor asienten y dicen "y sobre todo con el dinero de los 40". La verdad a los 20's al menos yo vivía con mucha escasez, y tomé desiciones absolutamente tontas, corrí riesgos que muy probablemente hoy no tomaría, sobre todo teniendo dos hijos. Precisamente por eso fueron años maravillosos. Hoy en día quizá no haría ni la mitad, y estoy segura que hoy hago cosas que no haré en 20 años. Eso es sabiduría, no crecer. Sin embargo, en mi opinión, a veces, de alguna manera con el paso de los años, se limita la inocencia de la experiencia y tomar riesgos. Son cosas de muchachos, me dicen con frecuencia los adultos a mi alrededor.


Yo vivo satisfecha siendo mayor de 40 y sintiéndome como de 20, arriesgando, probando y buscando como lo hacía antes, cuando lo imporante era disfrutar de la fiesta sin preguntarse el año de cosecha del vino, cuando comer perrocalientes era un banquete, viajar sin gps una aventura y descubir una comida nueva razón para celebrar. Me encanta pasar horas hablando con una amiga, tengo un trabajo que me permite disfrutar de mis hijos muchas horas al día, y sobre todo viajar que es lo que mas me gusta hacer, claro cuando no estamos todos en medio de una pandemia. Pero eso es otro tema.


Como siempre, esto no es la verdad de la felicidad en la vida, mucho menos un consejo ni la última palabra sobre la adultez. Es solo un largo saludo a mis amistades que se niegan a crecer, quienes nos saludamos y abrazamos siempre con sonrisas complices e irreverentes. Y por los adultos, no me preocupo, ellos dejaron de leer en la segunda línea, voltearon los ojos pensando, "Aqui va otra vez, Ale con sus cosas".


Hoy dejo mis letras y elevo mis pensamientos, por una vida llena de sueños y locuras, risas y despeines a todos los que nos negamos a crecer.


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