Desde hace algún tiempo encuentro mariposas fascinantes. Creo todo comenzó cuando estando en el colegio conseguimos una oruga y la pusimos en un frasco de vidrio. Mis amigas y yo mirábamos con curiosidad y en total ignorancia lo que ocurría cada día. En un momento pensábamos que había muerto y se estaba descomponiendo porque estaba todo cubierto de algo blanquecino. Un día fuimos a la biblioteca donde la teníamos guardada y vimos con asombro una enorme mariposa revoloteando apretada. Salimos corriendo al patio y mi amiga abrió el frasco y la dejó salir. Conversamos sobre lo que pensamos y reflexionamos: como para que algo hermoso nazca algo anterior da paso, como la apariencia poco amigable de la oruga no tenían nada que ver con la belleza de la mariposa y sobre la felicidad de darle libertad y verla volar. Esta imagen me ha acompañado por 30 años y creo que fue el inicio que me llevó a tener una mariposa tatuada en la piel.
Mi inicio con las mariposas no fue tan romántico. En Venezuela las mariposas negras son un signo de mala suerte. Cuenta la leyenda urbana que cuando estaba recién nacida una enorme mariposa negra se posaba cada noche sobre el mosquitero de la cuna. Como signo de mal augurio y muerte cercana, fue parte de las razones para ser bautizada católica, para así asegurar que pudiera tener entrada a la tierra prometida si la profecía se cumplía. No pasó, ni tampoco sigo practicando la religión, aunque por mucho tiempo estuve muy cerca a las rutinas que mi abuela me enseñaba con su librito de rezos. Pero en honor a la verdad, sigo creyendo en todo tipo de costumbres esotéricas y espirituales, pero no en la mala suerte anunciada por un animal.
Transformación
Es un lugar común asociar a la mariposa con la transformación y el cambio. Comienzan su vida arrastrándose por el suelo pero la terminan revoloteando por los aires. La mayoría de las orugas no tienen color, mientras que la mayoría de las mariposas combinan hermosos colores y generan alegría solo de verlas. La magia de ese cambio es inspiración para mucha poesía y textos de espiritualidad, entre otros.
La transformación no es un proceso sencillo ni agradable. Crecer y cambiar suele ser doloroso y requiere mucha energía. A veces no lo notamos y pasa desapercibido, pero eso no implica que no este ocurriendo y que no tenga consecuencias. Creo que en la vida, es completamente inesperado saber como terminará una situación, pero es vital disfrutarlo y sobre todo estar presente en cada momento: los maravillosos y los menos agradables.
Transformación constante
Yo elegí tatuarme una mariposa posada en el símbolo del infinito. (ese tatuaje de la foto es solo temporal como los nuevos colores en mi cabello). Después de revisar varios dibujos elegí el que tengo porque creo que resume mi filosofía de vida, creo en la posibilidad de reinventarse, pero indefinidamente. Recuerdo hace algunos años me reencontré con una amiga y me dijo, "te vi hace unos años pero no salía de mi asombro y no pude articular palabras para saludarte. Estábamos en un grupo de gente y de pronto llega una chica con una camisa con el logo de superman con el pelo cortísimo y rojo, y cuando comienza a hablar dije pero esa es Ale". La imagen y el recuerdo no tenían nada que ver. (nos conocimos mientras era una maestra de cabellos castaños largos y semi rizados, y siempre formal vestida con mi uniforme. Pero una de mis favoritas es la cara de un ex novio de mi época feminista radical, cuando nos encontramos casualmente varios años después y le quize enseñar las fotos de mi hijo explicando que se trataba obviamente del bebé más bello del mundo. Solo decía entre cortado: "tu - maternidad? que pasó con la dominación masculina?"
Yo he cambiado tanto de forma y de alas que ya creo que perdí la cuenta, pero sobre todo he regresado al suelo incontable número de veces. A veces ha sido más difícil. Algunas he olvidado que es solo un paso para volver a volar. Algunas ha sido devastadoras, otras increíblemente emocionantes. A veces he tomado un vuelo tan alto que me he estrellado y hasta me extravio. Pero me he divertido y lo sigo haciendo. Y sobre todo sigo creyendo y armando sueños en mi capullo inacabable.
Con los años he aprendido a disfrutar mi estado de oruga y de mariposa, y sobre todo el crisálida, ese como aquella mariposa encerrada en el frasco, en silencio, que parece ausente pero solo está armando sus alas. Con los años he aprendio a estar presente en cada momento, y disfrutar la vida en todas sus facetas, y sobre todo a renacer y reinventarme indefinitamente.
Ale, bonito post. Deberias tatuartelo en definitivo, es hermoso!!