Hay palabras únicas en cada idioma. Por el momento no he conseguido una buena traducción a travesura o tremendura. En casi todos los idiomas la connotación es negativa. Pero al menos en mi definición personal ser una persona traviesa o tremenda solo está vinculado con la motivación a divertirse. Es cierto que puede que los actos tengan consecuencias negativas, pero no es la intención. Por eso me defino como traviesa.
Travesuras a diario
Había una señora que trabajaba conmigo que me decía que no podía tomármelo todo a juego. Yo insistía que por qué no. Ella se ponía aún mas brava.
Tuve la suerte de estar en Cuba el mismo día que “La vida es un Carnaval” fue presentada. La gente bailaba en las calles al ritmo pegajoso con la inconfundible voz de Celia Cruz. Y para mi realmente lo es. La vida es una fiesta en la que vestimos máscaras diferentes pero sobre todo nos divertimos. No hay segundas intenciones, solo ganas de pasarla bien. Tampoco se trata de negar la adversidad. Pero ¿qué tiene de malo ver lo bello de cada día?
Vivo en un país en el que no hay Carnaval, y las travesuras son solo en la noche de Halloween, pero se pueden prevenir a cambio de dulces. En mi caribe natal, los disfraces duraban una semana y nos divertíamos. Y yo pues lo combine todo y vivo en un Carnaval permanente. Porque como decía Celia “es mas bello vivir cantando”
Pero como soy terrible cantando, en serio terriblemente desafinada, mi canto son mis travesuras.
Encontrar alegría y placer cada día.
Cuando tenía menos edad, los adultos me decían que pensaba así porque era joven. Aclaratoria válida porque pequeña sigo siendo, pero ya tengo 45, soy lo que algunos llaman adultos. Solo que yo no lo soy. Y mejor aún, me niego a crecer. No de estatura, porque nada que hacer, pero de mentalidad.
Yo veo a la mayoría de los adultos a mi alrededor, todos serios, con máscaras super aburridas y me dan susto. Ellos viven en un Halloween sin dulces. Yo cada día encuentro razones para reír, disfrutar y sobre todo jugar.
Mi abuela me decía que era tremenda, y así decidí quedarme. Y no ha sido fácil. Querer jugar en un mundo dominado por adultos serios es realmente complicado. Pero no es imposible.
Veo a diario gente que solo se puede divertir y encontrar emoción en cosas muy elaboradas, como vacaciones de lujo, montañas rusas y cosas realmente complicadas. Yo, para contar algo que solo fue ayer, pase un rato genial al comenzar una reunión por zoom volteando la dirección de la cámara y mi colega y yo pretendíamos estar en una carrera de carros de fórmula 1. De pronto alguien más entró en la reunión y nos sorprendió haciendo runnnnnrunnnnn runnnnnn. Reímos los tres sabiendo que nos habían descubierto. Yo me sentí igual que cuando tenía 5 y me comía los restos de mezcla de torta en el batidor de mi abuela, y me descubrieron con la cara llena de chocolate. O hace dos días cuando recomendé a la gente ser específicos en sus deseos de navidad. Yo siempre desee mudarme a una isla, pero nunca agregue del caribe o el meditarraneo en ms peticiones. Y pues vivo en una isla, solo que con 7 meses de nieve.
Cada día se pueden hacer travesuras, y no harán ningún daño. Los adultos serios las van a ignorar, los no adultos se van a divertir con nosotros. Y lo más importante, nos vamos a sentir increíblemente bien. Porque, la gran Celia tenía razón, la vida “Es para reír, (No hay que llorar) Para gozar
(Carnaval) Para disfrutar”
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