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Verde, que me quiero verde

A pesar de lo mucho que gusta García Lorca, este escrito no tiene nada que ver con su maravilloso, pero melancólico poema. Pero si con el verde, que abandona mi ciudad pero es el color que me viste ahora.


Cambio


Yo soy de esas a las que le gusta cambiar. Las posiciones de los muebles en la sala, los planes, la carrera, la vía por la que regreso a casa, la comida, las ciudades que visito, el color y estilo del cabello. Recuerdo una vez que una amiga me dijo “no pude salir de mi asombro cuando vi a una mujer hablando como tu pero con el pelo corto y rojo. Esa mujer se parece a Ale, pero Ale tiene los cabellos castaños, ondulados y muy largos. Una maestra recatada de vocación infinita”. Después de unos minutos de asombro se dio cuenta que la mujer ahora estudiante en otra universidad, con una camisa de super héroes, con cabello corto y desordenado, de tonos mezclados entre rojos y naranjas, era la “misma”. Y en cierto sentido era Ale, pero no la misma.


Siempre me ha gustado experimentar. Pero mi país natal es un poco recatado. Montreal es alocado, pero cuando llegué no me sentía aún lista para un cambio tan radical en el cabello. Y bueno ya había cambiado de país, de idioma, de carrera y de clima. Pero veía a mis colegas en el trabajo con cabellos morados y rosados y me parecía simplemente fantástico. Aquí hasta las maestras tienen tatuajes y cabellos coloridos.


Al inicio de este verano, después de hablar con un ingeniero nuevo en la oficina con cabellos verde manzana me di cuenta que ya no tenía que esperar más. Y en mi exploración de los colores del arcoíris, estoy ahora en el verde.


Esperanza, cambio y florecimiento.


Verde es el color que predomina en la naturaleza. Simboliza la esperanza, gratitud. Lo que crece y abunda. Es el color de la energía del corazón, del amor infinito, de la alegría de vivir y la belleza. Desde hace unos meses he estado explorando con una cámara que recibí de regalo. Y en el aprendizaje descubrí que no se trata de la cámara sino del ojo que fotografía.


Lamentablemente la mayoría de las mujeres hemos sido educadas para no sentirnos bien con nuestra imagen, y buscamos opciones para lucir mejor ante la mirada del otro. Verde descubrí mi mirada, mirándome del otro lado del lente. Y por primera vez tengo una colección fantástica de fotos que me gustan todas. Lo mejor es que me gustan también las fotos viejas. Me gusta la imagen en el espejo. No es por tener un mejor equipo, no es la foto, ni el filtro. Es la mirada propia que se llena de alegría y permite ver la belleza con la que nos han visto siempre las buenas amigas, los amantes, los hijos.


Verde, que me quiero verde.





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