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Y si del cielo te caen limones

Desde pequeña los refranes eran parte de la cotidianidad. Esta semana conversaba con una amiga sobre dos de ellos que me parecieron siempre terribles, porque de alguna manera, al menos como yo los entendía según me los explicaban, eran sobre conformarse y aceptar lo que venía, tratando de sacar lo mejor posible antes las adversidades.


Lo segundo suena muy bien, el problema es que la primera parte de entrada nos lleva a una percepción de que la vida y el entorno van a estar plenos de adversidades, a los que hay que tratar de salirles al paso.


Yo soy una optimista imposible, es decir, a veces hasta yo misma me canso de mi optimismo. A veces las cosas están simplemente mal, pero se me da con mucha facilidad verle el lado positivo a lo que sea. Por eso cuando me hablan de adversidades sin mayor esfuerzo veo las posibilidades, el vaso medio lleno y hasta ventajas en lo que ocurre. Eso no quiere decir que no me frustre, que no me ponga triste, todo lo contrario, ver oportunidades en todo tiene el riesgo de no querer perder ninguna, pero de eso hablaré la semana que viene.


Por ahora, hablemos de refranes que fomentan el logro, desde la percepción de una dificultad de inicio.


Si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada


Siempre lo agarré a chiste, y decía bromas nada originales como: “entonces prepárate una torta de limón”, “ten cuidado: estás debajo del balcón de alguien” o "solo te falta ron o un tequila”.


El limón es una fruta deliciosa, nutritiva y refrescante, pero mal entendida y mal significada. En el imaginario, es decir lo primero que a la gente le viene a la mente cuando dicen limón, es lo ácido y eso se ha asociado a malo. Cuando alguien está muy feliz en Venezuela se les dice “chúpate un limón” es decir vas a cambiar esa sonrisa en segundos.


El limón no es el único alimento con asociaciones de significados emocionales, una manzana suele entenderse como pecado y placer al mismo tiempo. La langosta por otro lado se relaciona con lujos y disfrute. Y podría dedicar todo el texto poniendo ejemplos, pero creo que ya tengo el punto logrado, la comida solo es comida y nosotros le damos un sentido más allá de su función alimenticia. Pero eso no significa que todos tengamos los mismos gustos. A mí por ejemplo no me gusta la langosta. Ni que ganara la lotería mañana gastaría en una cena con langosta, y tampoco creo que una limón me va a borrar una sonrisa bien ganada, todo lo contario.


Si del cielo te caen limones refiere a que cuando la vida te muestra adversidades, busques opciones. Mi invitación es a repensar sobre lo primero, porque no tengo objeción con buscar la mejor alternativa siempre. Pero me pregunto, ¿es que la vida da limones o es que solo vemos los limones caer?


Yo no creo que la vida nos da o deja de dar cosas, creo que todo está allí, pero a veces no lo vemos. Siento que a veces tengo conversaciones con personas que solo ven los limones, es más, casi podría decir que buscan dónde es que están cayendo, y una vez que llegan allí me dicen: “lo ves, que que tengo mala suerte, mira lo que me ha tocado, así que ni modo, tendré que aprender a hacer algo con esto.” Y creo que sí me pongo a hacer reflexión, confieso que más de una vez he tenido un sensor de limones que caen de la nada.


Me recuerda esa película de una pareja cazando tornados, los tornados son difíciles de ver, pero si uno está en un Jeep 4 x 4 con un monitor siguiéndolos claro que estarán allí todo el tiempo. Yo creo que hay gente que busca las tormentas de limones.


Yo se que si hay problemas, hay adversidades, pero más allá también hay un campo de árboles de manzana, y de fresas y de uvas, y de todo lo que uno quiere y pueda ver con los lentes que carga puestos, siempre hay un horizonte desde el cual todo se ve mejor, y siempre hay un lugar con algo para nosotros. A veces quizá solo se trata de esperar que pase la tormenta, en lugar de luchar o estar planeando que hacer con ella.


Yo creo que la vida es para quererla y disfrutarla, como decía la siempre atinada Celia Cruz, la vida es un Carnaval y hay que vivirla, así que yo paso de los limones cayendo del cielo como mal augurio, como mínimo le aviso a mi vecina que se le están cayendo las frutas por el balcón.


Arroparse hasta donde llega la cobija.


Con frecuencia escuchaba esto. Sobre todo porque de niña y adolescente en algunos periodos no teníamos muchas comodidades, así que la invitación era a entender que había limitaciones, lo cual era una realidad. También la agarraba a chiste y respondía, “pues te pones medias”, o “para que duermes sin pijama?” y mi favorita, “¿quién dijo que quería una cobija?”


De nuevo, no se tienen recursos infinitos, creo que nunca se tiene todo lo que se puede potencialmente querer. No es un problema que solo se experimenta cuando materialmente hay carencias, hasta la persona con más recursos en el mundo puede sentir que no tiene suficiente. Si se quiere algo, para mí la respuesta no es conformarse, es buscar lo que falta, si es que falta algo.


Arroparse hasta donde llega la cobija significa sacarle provecho a lo que se tiene y reconocer los límites y aprovechar al máximo sin estar quejándose. De nuevo la recomendación es super valiosa, mi cuestionamiento es con la valoración de la realidad, porque se asume como una situación incompleta que implica algún tipo de insatisfacción. Quizá es mi sesgo, pero a pesar de ser muy pequeña de tamaño, siempre me imagine una cobija cortita que me dejaba los pies afuera (lo cual debo reconocer nunca me ha pasado)


Yo creo que cuando se hace el ejercicio interno y se sabe lo que se quiere, no el impulso de tener algo que está de moda, cuando efectivamente como persona se descubren las metas y el significado de realización, no debe haber nada que lo limite. Y si materialmente no se cuenta con los recursos, o las oportunidades o lo necesario material o no, creo que lejos de conformarse, el llamado es a buscar en otra parte y conseguir lo que falta para lograrlo.


La primera vez que escuche la palabra coaching fue de un amigo que aprendía el oficio y como práctica me ofreció ser su coachee (es decir, la persona que recibe el coaching). Y solo me dijo: "escribe una lista de tus metas, al lado coloca que necesitas para lograrlo, y al lado que estas dispuesta ha hacer para conseguir lo que necesitas". Yo aún hago ese ejercicio cada fin de año, y para mi es sobre ver cuales cobijas hay, cuales me faltan y que voy a hacer para conseguirlas, coserlas o simplemente buscar una alternativa para lograr lo que quiero, y no va a ser la falta de cobija lo que se va a interponer.


Yo en mi definición de carnaval y baile de la vida, para disfrutarla, creo que no hay nada que se pueda interponer entre nosotros y nuestra definición de felicidad, y si no se tiene a la mano, solo hay que buscarlo, seguro que esta cerca, solo que no lo hemos visto, quizá porque nos concentramos en los limones como mal augurio, pero la verdad es que son deliciosos.




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